Mostrando entradas con la etiqueta Amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Amor. Mostrar todas las entradas

Antología de un amor desusado

 


¿Cuáles fueron esas partes abandonadas que correspondían a mi femineidad?


No lo recordaba, pero fueron esas partes identificadas con la naturaleza creadora de vida. Parir. Dar prolongación a la especie.


Era muy joven e inexperta. La decepción amorosa se mezcló con esas partes infantiles que le juran lealtad a los padres como fuente de amor y vida (porque un niño ve así a sus padres solo que no lo sabe).

Recuperar la autoestima después de la ruptura


Este año me voy a dedicar a crear contenido enfocado en la pareja y más específicamente en reconstruirte después de una ruptura de pareja y preparar tu corazón para un nuevo amor, y lo pudiste ver en el primer post de esta serie titulado Recomenzar la vida afectiva.

Si estás abriendo la newsletter que te envío mensualmente, ya te habrás enterado de ello antes de haber leído este post y además estarás disfrutando de la reflexión que estoy realizando exclusivamente para suscriptoras.

Así que como voy a hablar sobre reconstruirte después de una relación, por supuesto que el tema de autoestima es uno de los primeros temas que se deben abordar.

Nosotras siempre seremos nosotras



Este post va dedicado a la mejor compañera de vida que he podido tener, desde el primer momento que escuché su corazoncito, hasta anoche, cuando se despidió de mi para irse a dormir con un abrazo, un beso y un te amo, su presencia, sus palabras, su olor y su esencia, llenan todos los recovecos de mi alma.

Si has coincido con alguna relación especial en tu vida podrás entender de qué te hablo, sabrás que las almas gemelas existen porque identificas a esa persona como alguien a quien ya conoces desde un tiempo que no es este tiempo.

Nosotras, es así como me refiero cada vez que publico una foto en redes sociales o cuando hablo de este dúo dinámico, fortalecido y grandioso en el que nos hemos convertido con el pasar de los años.

He leído sobre la rivalidad que existe entre madre e hija, incluso que dicha rivalidad podría fortalecerse en la adolescencia, pero ese no es nuestro caso. Ella llena tanto mi vida que a veces le tengo miedo a ese apego y a depender de su presencia. Pero la estoy guiando para que vuele, le estoy cosiendo unas lindas alas para que un día se vaya y surque otros cielos y abrace lejos de mí su propia vida.

Lo que nadie te dijo del amor



Al parecer nos engañaron, nos dijeron que el amor es un sentimiento que se compensa con abrazos y besos, y que mientras más cerca lo tengamos, más posible y cierto es. Así que con esta concepción falsa vamos por la vida creyendo que la demostración de afecto y el permanecer al lado de alguien son razones suficientes para saber que nos están amando, y quien se salga de esa premisa, estará en contra del amor.


Pero nadie te dijo que por el solo hecho de existir ya eres amor, nadie fue capaz de desafiar los preceptos y decirnos que el amor es una energía que trasciende los linderos planetarios y que es capaz de llegar hasta ese lugar donde tu mirada no alcanza, y tocar, con algo que no se parece al tacto y para lo cual no tengo una palabra especifica, pero tocar, sentir, palpar, tal vez con el alma, nunca con el intelecto.

¿Cómo es posible que sigas amando a alguien que ya ha muerto? Es ilógico que un perrito o un bebe te provoquen tanto amor sin ni siquiera conocerlos, es absurdo que por el solo hecho de llamar a alguien que está lejos ya se te desborde el amor por el pecho, es casi irrazonable esas ganas de ayudar a quienes ni te conocen solo por amor y no por resarcimiento.

Sanando la relación con mi madre



Nuestra madre es el primer referente femenino que tenemos en nuestra vida, la hayamos o no conocido, hayamos tenido una buena o mala relación con ella, nos haya demostrado o no el amor, es una parte esencial de aquello que creemos. Estuvimos en su interior, sabemos perfectamente cómo suena su corazón, y aunque creemos que no lo sabemos o que ya lo olvidamos, todo lo que ella sintió durante el embarazo lo llevamos grabado en nuestro sentir y en nuestra forma de percibir la vida.

Reconocerla en nuestro interior es el primer paso para comenzar a sanar. Percibirnos a nosotras mismas siendo una proyección actualizada de la madre, o tal vez, comportándonos totalmente diferente a como ella lo hacía o lo hace es una forma inconsciente o consciente de identificarla para no repetirla, para no reiterarnos en el amor como ella lo hizo, pero no rechazándola, sino haciendo luz su presencia para no traer su herida de amor a cuestas.

La mujer que aprendió a querer



Cuando uno ha pasado por diferentes procesos en los que el sufrimiento ha estado involucrado, cuando te has sentido insuficiente en el amor y además has tenido que adaptar tu corazón a nuevas formas de amarte das cuenta que en vez de amar de una mejor manera ocurre que cada vez amaste peor, con más inseguridad y repitiéndote en las mismas dinámicas relacionales, sabes entonces que el amor lo has manejado de manera incorrecta y ahora solo buscas aprender a querer mejor.

Comienzas a educarte en el amor y llega un momento en el que adquieres un significado distinto de la vida, de pronto te percibes a ti misma más consciente y comprensiva, ya no quieres reiterarte en las mismas conversaciones inconclusas ni ahogarte en las mismas heridas, ya no te apetece tener a cuestas los mismos sentimientos, así que empiezas a buscar a una nueva tú, a reinventarte y amar de otra manera.

La mujer no amada



¿Cómo es la mujer no amada? Es una mujer herida, dormida y ausente de sí misma, que aunque ha tenido encuentros amorosos, siempre se ha sentido insuficiente en el amor, las personas que han sido parte de su historia afectiva han venido a mostrarle su propia herida, y ella, totalmente negada a verla, ha preferido quedarse como la víctima y ha decidido colocarse la etiqueta de abandonada o rechazada y continuar caminando con el corazón roto por la vida.

Esta mujer ha sido amada pero no se ha llegado a sentir amada, no ha codificado el amor en sus encuentros afectivos, quienes se acercaron a su corazón solo la han podido amar como ella misma se ha amado, no tenían opción para quererla de otra manera, y esto hizo que el mundo de afuera se volviera un ratificador de lo que ella llevaba por dentro.

La nueva mujer romántica


La mujer que crea que con su amor puede cambiar a los demás sin primero haber intentado cambiarse a ella misma, es una antigua mujer romántica, y digo antigua por no decir arcaica ni retrograda, la mujer de antes jugaba a hacerse la indispensable para que no la dejaran de amar, la de ahora, ha descartado de su vida la palabra necesidad.


Si por mucho tiempo te has empeñado en darle a ese hombre lo que eres incapaz de darte a ti misma, si has perdido conexión con tu ser por desbordarte de amor y sacrificarte por el mismo motivo, has llevado tu concepción de romanticismo al lugar equivocado.

Sé que ya te lo he dicho antes, pero es importante recalcarlo, el mejor romance de tu vida es el que tengas contigo misma, los caminos hacia tu corazón solo los conoces tú, y al tenerlos claros, podrás conducir a quien llegue a tu vida, o a quien ya se encuentre en ella, a los linderos de tu alma para ratificar la felicidad que tú ya posees.

Escuchemos poesía


En mis años de adolescencia mi padre me regaló el Repertorio Poético de Luis Edgardo Ramírez, el cual es un compendio de grandes poetas latinoamericanos y que fue publicado por primera vez en 1952.

Los poemas de este libro creo haberlos recorrido mínimo unas mil veces cada uno, dejando en mí grandes huellas de lo sensorial hecho rima, algunos los repetía en voz alta hasta el cansancio, y con otros hasta dramatizaba creyendo que era una vivencia muy mía; la mayoría de los poemas están compuestos en sonetos y grabados en métrica, haciendo deslumbrar siempre mi vista.

Hoy les entrego esta audio lectura a manera poética, he seleccionado cinco poemas de José Ángel Buesa, un poeta cubano denominado por muchos como el "poeta triste", mi escogencia se debe a que permite acercarnos un poco a este mundo de poesía que tanto ha marcado mi vida, así como también, hacer posible la reflexión, como es costumbre dentro de estas lecturas de mi blog, y maravillarnos con la magnificencia de un lenguaje cercano, pero al mismo tiempo sublime.



He usado mi voz y mi imagen para esta recopilación de poemas, porque aunque ha pasado el tiempo y siento que ya no estoy tan cerca de la poesía, soy una mujer que en sus comienzos fue primero poeta antes de ser una escritora reflexiva.

Celamos o amamos



Esta lectura es solo apta para inseguras y desconfiadas, si te consideras siempre segura de ti misma y sin la necesidad de sentir al menos una pizca de celos, abstente de leer, ya que este escrito está dirigido al celoso (compulsivo o no) que ha establecido este sentir dentro de su relación de pareja.

Algunos dicen que los celos son demostraciones de amor, otros afirman que son casos patológicos del comportamiento, lo que si es cierto, es que es muy desagradable sentirlo, sea constante o establecido implícitamente dentro de un juego de roles, donde uno cela mientras el otro se relaja, y viceversa, en ambos casos, siempre hay uno padeciendo y el otro pagando las consecuencias.

Los celos comienzan frente al espejo, cuando esa imagen que se devuelve nos dice si es digna o no de ser amada, los limites los establecemos nosotras mismas, el amor que nos dan es el amor que nos damos, suelo ser recurrente en esto, pero es importante tener en cuenta que hay un espejo que nos devuelve la imagen y hay otro espejo que nos devuelve las emociones, y este último es nuestra pareja.

De quién nos enamoramos



Cuando estamos enamorados nos sumergimos en una especie de letargo donde el encantamiento se apodera de nosotros, sonreímos más de la cuenta, nos convertimos en la necesidad del otro y ese otro se apodera de nuestras huellas. En esa etapa de enamora-miento, cuando nos vestimos de la mejor versión de lo que nunca antes fuimos, esos lumínicos días en los que nuestros defectos se ocultan y sólo pasean a diario nuestras más grandes virtudes, donde somos amables, afables, cordiales, siempre alegres y divertidos, no suelen durar más de 18 meses, si es que tenemos la suerte de que duren tanto, y como dicen por ahí: “lo bueno dura poco”, y no es que el resto sea malo, es que de pronto la desilusión se asoma, la pasión se baja, los defectos salen de su escondite, la magia del encantamiento se apaga.
Después que nos enamoramos entramos en el verdadero amor (si es que antes no hemos salido corriendo por la puerta de atrás), amamos más allá de los defectos y las virtudes, amamos desde la comprensión, la compasión, la aceptación, la tolerancia y el respeto, términos que quedan solapados dentro del enamora-miento, ya que todo es color de rosa y no hay necesidad de ser compasivos o tolerantes porque ese amor nos envuelve y nos termina diluyendo en la imagen que comenzamos a construirnos del otro, el cual se convierte en un complacido y complaciente amado y amante, que tiene siempre la certeza de recibir el amor que está dando en cantidades iguales.

No entramos a la cueva



Hombres y mujeres, dos mundos habitando un mismo espacio, nosotras más dramáticas, ellos más prácticos, o al menos así se ven desde esta perspectiva. De esas veces en las que queremos hablar sin cesar, de sacar todo lo que nos molesta, esos mágicos momentos en los que nos queremos sentir escuchadas, pero comenzamos a exagerar, no hay contacto visual, y de repente, sentimos que ese hombre se aleja, no físicamente, emocionalmente se va a otro lugar, el cual no sabemos dónde es y mucho menos sabemos llegar.


Mujeres que me leen, no sé si tienen la misma sensación que yo, pero los hombres suelen dispersarse, algunos ausentarse, irse a una cueva, a descansar tal vez de nosotras, a recuperarse del enfado, a sosegar el stress, a meditar sin saberlo, a equilibrar emociones, a regresar renovados, a liberarse de penas; y nosotras, aun con la molestia a cuestas, esperando a que nuestro hombre salga de la cueva.