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50 cosas que aprendí de las mujeres imperfectas



Hace poco más de un año creé mi podcast El club de las mujeres imperfectas, llevaba unos cuatro años consumiendo podcast casi que a diario y un día supe con determinación que yo debía tener mi propio podcast.

No estaba muy segura de qué podría hacerlo, tuve un intento fallido de un podcast sobre reflexiones de 5 minutos, pero sería más de lo mismo a como venía haciéndolo en mi blog.

Había creado una comunidad grande de escritoras invitadas así que hacer un podcast de entrevistas era una idea que se me había metido entre ceja y ceja.

Un día, casi que de forma lumínica, vino a mí el nombre El club de las mujeres imperfectas, más que todo la idea surge porque llevaba unos cuantos meses investigando sobre la sombra que todas llevamos dentro y siempre he estado en contra de la perfección absurda que nos venden en las redes sociales.

La cadena de la inspiración


Hoy en día hay una gran cantidad de temas desarrollados en la web para el gusto de cada quien, particularmente soy una apasionada sobre temáticas de crecimiento personal y travesías viajeras, así que si quiero inspirarme tengo mis blogs favoritos (incluyendo el mío) en los que busco lecturas que me motiven e iluminen mi creatividad.


Cuando la musa inspiradora aún no baja hacia mí, suelo buscar temas de espiritualidad y emociones saludables o maravillosos relatos de aquellos países que aún no visito, tengo autores predilectos a los que no solo me limito a leer, sino también busco entrevistas y videos para profundizar en sus puntos de vista, así que cuando los escucho, ocurre que muchos afirman haber tenido un modelo a seguir o alguien que los inspiró a estar donde están, esto me puso a pensar sobre una gran cadena de inspiración que muchos estamos haciendo, y sin darnos cuenta, estamos trabajando por un mejor planeta.

Todos somos recuerdo



Pasar por la vida como si no se hubiese pasado es un gran error que muchos cometen, particularmente no me gusta jugar al incognito ni al desapercibido que nadie nota, apuesto mejor por el dejar huellas en el corazón de la gente, aunque sepa que pasaremos de moda en la vida de muchas personas y aunque no seamos tendencia de encuentros, es preferible cuando alguien nos recuerda y sonríe, a que nos volvamos un mal recuerdo.

Crecer implica saber cuándo nuestra estancia ha caducado en aquellos lugares donde sentimos que no le pueden ofrecer más a nuestra alma. Cuando se permanece por mucho tiempo en un espacio que nos va causando ambivalencias emocionales, es mejor entonces ir caminando hacia el desprendimiento, comprender que el aferrarse duele y que al soltar se aprende, nos ayuda a dejar con gratitud instantes de vida donde se avanzó hacia una merecida consciencia.

Lo que otros opinan



Puede que para algunos parezca una egocéntrica al escribir tanto sobre mis experiencias, tal vez para otros mis escritos apasionados le suenen a sermones, incluso algunos en tono burlista se refieren a mi blog como un lugar donde lees lo que nunca voy a lograr o lo que no le aplico a mi vida, las diversas opiniones le generan dudas a mi critico interior, pero no cabe duda que mi blog me ha ayudado a definir mi identidad, me ha dado nuevas habilidades y una forma de conectar con gente con intereses afines a los míos, y para aquellos que lo han recibido entusiasmadamente, tal como es, mi más profundo agradecimiento por acompañarme en este reto semanal que implica para mí la novedad y el ambiente de crecimiento que ha fomentado mi felicidad.

Evidentemente no he llegado a la plenitud de mi bienestar, pero escribiendo es como he ido limpiando los desechos de mi mente, esa acumulación irritante de menudencias se han ido desbordando en cada letra, así que cuando alguien se refiere en forma despectiva a mi tan anhelado espacio de soledad, no puedo evitar sentirme un poco ofendida, pero de inmediato comprendo que a nadie puedo obligar a ver la vida con mis ojos, que para muchos puede ser poco interesante lo que para mí se ha vuelto apasionante.

Cuidemos nuestros mares


Como fanática del mar y de todo aquello que esté relacionado con lo marítimo, me declaro una defensora de los mares, y por muy lejos que me encuentre en este momento de la brisa marina, no dejo de pensarme en sus aguas y de preservar su esencia divina.

¿Sabían que la mitad del oxigeno que respiramos proviene de los océanos? Es imposible imaginarse la vida con masas de agua sin oxigeno. No hay una conciencia clara de la importancia del mar en nuestras vidas, lamentablemente es desmedido el desperdicio que se observa en nuestras costas. Es gratificante disfrutar de un domingo acostada en la arena, zambullirse a merced del viento y la corriente y mezclarse con esa agua salada, sagrada y bendita. Pero una vez que la diversión culmina, es preciso tomar lo que hemos traído y llevarlo con nosotros de regreso, sería grandioso que al regresar a ese paisaje majestuoso, podamos encontrarlo intacto y esplendido como siempre ha sido.