Carta a Penang


Penang,

Me gustaría decirte tantas cosas que no sé por dónde empezar.

¿Empiezo por la primera vez que nos conocimos, en la que no hubo química?

¿O quizás por la segunda, cuando llegué completamente perdida, con el corazón roto y con una mochila cargada de miedos y dudas?

Me has dado tanto y pedido tan poco. Has marcado un antes y un después en mi vida profesional y en mis viajes. Ya nada volverá a ser igual. Aunque me vaya, un pedacito de mi corazón va a quedarse aquí, en una isla de Malasia cerca de la frontera con Tailandia.

Recuerdo nuestro primer encuentro en el 2015. Georgetown, tu ciudad más grande, me pareció ruidosa y caótica, no me sentía bien en el hostal en el que estaba, y decidí irme al cabo de dos días.

Era mi primer viaje sola, mi vuelta al mundo, mi año sabático, mi año de descubrimiento y exploración, mi año de libertad absoluta. Quería ver muchos lugares, probar comidas desconocidas, conocer gente nueva. No hubo química, pues ya, adiós muy buenas, me voy.

Y cuando ya tenía el billete de autobús para irme, cuando ya había decidido que no quería pasar más tiempo contigo, me diste el primer regalo.

Un amigo.

Dicho así, un amigo, no suena muy importante, ¿verdad? Claro, todos tenemos muchos amigos. Pero este amigo fue el ancla que me amarró a ti, la brújula que marcó la dirección de mi futuro.

Apenas una semana después de irme quedé con este amigo en otra isla de Malasia. Él me habló de ti con tanta pasión, que sentí que te había juzgado superficialmente, que quizás merecía la pena conocerte mejor, que podría darte una segunda oportunidad. Y volví. ¿Lo recuerdas? Cruzamos Malasia, desde la costa este a la costa oeste, en su moto, en un día, qué aventura.

Volví. Esta vez me quedé una semana entera, el tiempo que me quedaba antes de mi vuelo a Australia. Me quedé y te conocí mejor, empecé a descubrir tu gastronomía, a apreciar tu belleza natural, a conocer tu historia y tu arquitectura, y sobre todo, tu gente.

La gente.

Muchas personas me preguntan por qué vuelvo una y otra vez a verte. El mundo es tan grande, hay tanto por descubrir. ¿Por qué pasar varios meses al año en el mismo lugar?

Y cuando les digo que vuelvo por la gente, nadie me entiende. Pero es precisamente los amigos que hice en Penang lo que ha marcado un punto de inflexión en mi vida.

Volviendo al 2015, pasó esa semana y seguí con mi viaje rumbo a Australia, Nueva Zelanda y América del Sur. El 2016 me llevó a otros destinos, y a principios del 2017 decidí volver a Asia.

Confieso que mi plan inicial no era venir a verte. Ya te conocía, tenía ganas de descubrir otros lugares. Mi alma viajera quería volar, recorrer, explorar, ver mundo.

Cambié de idea porque mi amigo de Penang, el único que tenía entonces, se iba a vivir a Australia. Así que decidí venir una semana para despedirme y seguir mi viaje.

Pero yo ya no era la misma que había sido dos años antes, ya no era la chica que viajaba ligera de equipaje y espíritu.

En el 2017 llegué con el corazón roto y una mochila cargada de miedos y dudas.

¿Tú crees en el destino? Pensaba venir solo una semana, pero encontré un lugar barato dónde quedarme un mes, y mi amigo me consiguió otro lugar para quedarme otro mes.

Y así, sin darme cuenta, una semana se convirtió en dos meses y pico. Y así, sin darme cuenta, empezó mi vida de nómada digital.

Yo ya no era una mochilera disfrutando de un año sabático. Ahora era una profesora online.

Aunque de profesora solamente tenía la web. No tenía estudiantes ni sabía dónde encontrarlos. Crear una web, vale. Grabar un vídeo de presentación, hecho. Estar presente en redes sociales, ahí vamos con Facebook e Instagram. Mucho trabajo y ningún resultado. Miedos, dudas, frustración. Me sentía muy perdida, navegando a la deriva en todos los aspectos de mi vida.

Y entonces tú, Penang, me diste el segundo regalo.

Estudiantes.

Un día una chica me dijo que quería aprender español. Otro día un chico. Otro día fueron un par de personas más. Les propuse quedar en una cafetería una vez a la semana para practicar. Qué inocente, yo pensaba que ellos estaban estudiando por su cuenta. Y el primer día, al llegar, me los encuentro a todos con una libreta y una mirada de ¿qué nos vas a enseñar?

Y así, sin haberlo planeado, di mis primeras clases offline.

No les cobraba porque eran amigos, pero esas primeras clases me dieron algo que me hacía todavía más falta que el dinero: confianza.

Disfrutaba preparando clases y enseñando como nunca había disfrutado trabajando de ingeniera. Mis estudiantes-amigos también se divertían, aprendían y… empezaron a llamarme teacher Laia. Hello teacher. Otras personas empezaron a conocerme como la Spanish teacher del grupo. Me ayudaron a sentirme profesora.

Además, a través de mis estudiantes y de otros eventos conocí a más personas e hice más amigos.

Un buen día me di cuenta de que ya no estaba viajando. Estaba viviendo en un lugar nuevo, una isla con naturaleza, historia, buena gastronomía, puestas de sol mágicas… un lugar nuevo dónde tenía muchos amigos.

Penang, me di cuenta de que me habías dado el tercer regalo.

Un hogar.

Era justo lo que necesitaba. Una parte de mí quería viajar y vivir experiencias nuevas, pero otra parte de mí se sentía sola, perdida, a la deriva, sin un puerto en el que amarrar.

Contigo encontré el equilibrio. Ahora tengo dos puertos dónde amarrar entre viaje y viaje, en los que puedo disfrutar de una rutina con familia o amigos. Uno de ellos es Barcelona, mi ciudad natal. Y el otro puerto eres tú, Penang.

Ya conoces el resto de la historia, desde entonces he ido y venido varias veces mientras enseño español e inglés online. Contando los viajes del 2015, 2017, 2018 y 2019, habré estado contigo alrededor de un año.

Me has dado tanto y pedido tan poco, Penang. Aquí he encontrado estudiantes, amigos y aficiones nuevas. Aquí he crecido como profesora y como persona.

Me resulta imposible decirte adiós, solo puedo decirte hasta pronto. Y gracias, de todo corazón.

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Conocí a Laia a través de su blog de viajes Dream Travel Girl en el que me declaro fanática de sus fotos, además Laia participó en mi proyecto de escritoras invitadas Mujeres que se aman y me entregó una maravillosa entrevista, y este año estuvimos conversando en el episodio 16 donde hablamos sobre la ansiedad, así que con mi invitada ya he tenido varios encuentros.

Ella nos regala una hermosa carta hacia una ciudad con la que coincidió varias veces, y en cada una de esas oportunidades descubrió algo diferente de ella misma y de esta ciudad que le dio asidero por un tiempo, se ha quedado en su corazón y en su alma y esto se evidencia perfectamente en esta carta.

Laia es profesora de ingles online y la puedes conseguir en su web si quieres aprender sobre este idioma.

Ya puedes comenzar a seguirla en Instagram y Twitter.

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