Sanando la relación con mi padre

 


El pasado mes de junio llevé a cabo junto con mi amiga Leslye Rivera el taller de escritura creativa "Sanando la relación con mi padre", una nueva ruta hacia el autoconocimiento que propusimos este año como parte de la serie de talleres de escritura creativa y terapéutica que estuvimos llevando a cabo para rescatar a nuestra niña interior.

 

Asomarnos por la ventana de nuestra infancia para comprender nuestras heridas y sombras, es imprescindible para construirnos desde un mejor lugar desde ahora y para siempre.

 

Este taller estuvo dirigido a aquellas mujeres que deseaban resignificar la historia que tuvieron con sus padres.

 

Resignificar es uno de los senderos de la sanación personal que te ayuda a alivianar la carga emocional dolorosa que tiene tu historia de vida.

 

La historia de tu infancia está impregnada de percepciones, distorsiones y omisiones que muchas veces no llegan a ti desde tu propia vivencia, sino de lo que te contaron sobre tus primeros años de vida y las personas que te rodearon en aquel entonces.

 

La forma cómo te cuentas tu infancia va a repercutir en cómo te percibes y la manera pasiva, indefensa y víctima de cómo asumes tus acontecimientos importantes.

 

Tu infancia y adolescencia tienen capítulos muy dolorosos que te marcaron profundamente, estos espacios en tu historia pueden estar sobredimensionados por la niña que fuiste o tal vez olvidados en algún rincón de tu mente al cual no tienes acceso de manera consciente.

 

Resignificar es contar tu vida de una forma objetiva y con un discurso más apegado a la verdad. Que tu padre no haya estado contigo durante tu infancia es un hecho objetivo, las razones por las que él no estuvo es lo que puede estar muy distorsionado dentro de esa realidad.

 

Cuando aprendes a resignificar cambias la típica frase de "Mi papá me dejó" por "Mi papá decidió tomar otro camino en donde no estaba incluida yo".

 

Lo que te pasó puede que no lo hayas elegido, pero la postura que tomas ante lo que te pasó si es tu responsabilidad, porque al cambiarle el sentido lo estás resignificando para que no te pese en el presente y puedas dar el paso desde el resentimiento hacia la aceptación.

 

Resignificar no es contarte algo que no ocurrió ni hablar de perdón si así no lo sientes, es atravesar los bosques oscuros de la verdad, llevando encendida la lámpara de la compasión.

 

Si el taller "Sanando la relación con mi madre" te dejó sin palabras por lo contundentes que fueron sus cartas, este taller nos llevó por los linderos de la energía masculina que tanto necesitamos las mujeres, sobre todo cuando muchas de nosotras hemos ido a buscar a nuestros padres en los hombres de nuestras vidas.


 

Lo hayas o no lo hayas conocido, tu padre biológico es el primer referente de tus apegos con lo masculino.


Y no estoy hablando de la persona que asumió el rol paterno, estoy hablando de la relación que mantienes con papá ya sea física, emocional, inconsciente o energética.


Las mujeres buscamos y aprendemos a conquistar a un hombre a través de la búsqueda y conquista que hizo con su padre.


Si papá no estuvo, ya sea porque no pudo o no fue capaz de asumir su responsabilidad, esto queda muy grabado en tus memorias de apego y desde allí comienzas a buscar a los hombres de tu vida.


Entiéndase que los hombres de nuestra vida no son solo las parejas que hemos tenido, es todo ese contexto de hombres que han sido parte de nuestra historia: personal, familiar, laboral y de amistades.


El padre puede ser un espejo roto en donde nos hemos estado viendo y la relación con esa figura paterna, ya sea real o imaginaria, es definitoria sobre nuestra propia percepción.

 

Durante el desarrollo del taller nos fuimos al cajón de las heridas, esas que generan nuestros padres como heridores primarios, y en el segundo conversatorio del taller titulado: “Abandono y traición, las dos heridas que genera papá”, pudimos darnos cuenta de cómo estas dos heridas nos siguen pesando tanto.


En el caso de nosotras las mujeres el abandono es una herida muy común porque el padre de nuestra cultura es un padre ausente (física o emocionalmente), por lo que generalmente somos educadas por la madre.


En cuanto a la herida de la traición, la persona que vivió traición, la vivió con el progenitor de su sexo opuesto, en el caso de nosotras las mujeres, la vivimos con nuestro papá.


La experiencia es de pérdida, algo pasó que te decepcionó, por ejemplo, te diste cuenta que era infiel, o que no era tan congruente como pensaste, que no era el papá leal y amoroso que creías, sino que tenía una doble vida, o tal vez se desvanece ante ti la figura de autoridad.


Esta herida se despierta en entornos infantiles inestables e impredecibles, donde la persona pierde la confianza con bastante frecuencia, como por ejemplo en las familias donde hay alcoholismo y el padre siempre tiene una actitud inesperada.


En estos ejercicios de escritura la gran protagonista fue la ausencia de papá, una ausencia con muchos matices, desde silencios rotundos y escasas expresiones afectivas, hasta exilios familiares y reencuentros fallidos.


Quiero destacar un párrafo contundente que escribió Pilar Oda en el tercer día del taller donde nos regala una descripción hermosa de lo que significa la ausencia de un padre.

 

"Papá, tu ausencia fue real, física y emocional. Tu coraza, tan enorme, tu espacio de soledad, tan infranqueable, tus pasos que rehuyen el encuentro, tu caminar presuroso que no permite detenernos a ser quienes somos, tu foco tan externo y centrado en el producir eficiente. Tu tiempo, tan esquivo, tan breve, tan impredecible. Tus horarios, tan organizadamente desorganizados, tus palabras, tan escuetas y lacónicas, tus miradas tan veloces e incapaces de detenerse en el Otro. Tu dificultad para comunicarte y darte a conocer asertivamente. Tu relato, tan mudo, lleno de silencios, tan difíciles de completar. Tu cuerpo, tan rígido y poco disponible para acoger y abrazar. Tu discurso, a veces crítico, que por otro parte, también invitan a esquivar(te). Y así, me encuentro en este lugar lleno de vacíos y desencuentros no intencionados."

 

Las 16 mujeres que se permitieron hacer este taller no solo tocaron los linderos de la ausencia, sino también se atrevieron a recibir la energía masculina de papá que tanto necesitamos en nuestras vida.

 



Papá es un ser humano con virtudes y defectos, aciertos y desaciertos, buenas y malas decisiones, ese es papá, pero en el transcurso de la vida hemos puesto muchas expectativas sobre él llegándolo a calificar como héroe o villano.


Cuántas de nosotras hemos visto a papá como un salvador o como un protector, cuando en realidad él no podía salvarse ni protegerse a sí mismo.


Cuántas de nosotras hemos vivido la ausencia de papá como un abismo inexorable desde donde colocamos la valía personal.


Si a estas alturas de tu vida todavía le pones a papá el apelativo de héroe o de villano, es porque lo estás viendo desde la niña y no desde la adulta que eres.

 

En el cuarto día del taller le escribimos a la energía masculina que proviene de papá, una energía fuerte y avasallante, que te planta los pies sobre la tierra y te pone límites sanos con los demás y que nosotras como mujeres no hemos terminado de instalar en nuestras vidas.

 

Quiero destacar a las 16 mujeres que participaron durante este día porque todas dejaron aportes magníficos sobre la energía poderosa de nuestro padre y voy a resalatar algunos párrafos escritos por ellas, porque así nos ayuda a comprender mejor cómo hemos estado aplicando esta energía en nuestras vidas.

 

Algunas de ellas tienen la energía masculina desbordada y otras tienen la energía femenina desbordada, y cuando esto pasa, quiere decir que nos vamos a los linderos de forma distorsioanda y reaccinonamos ante la vida, o desde el drama y la inseguridad, o desde el “todo lo puedo” y que no se permiten la vulnerabilidad. Otras no tienen ni idea de lo que ambas energías significan, y se los dejo a continuación para comprender mejor este tema.

 


Me gusta trabajar, ser constante y también ser independiente, eso lo heredé de ti. Te tengo como referencia de esfuerzo, pero se que te agotaste porque lo querías hacer todo solo. No buscaste ayuda ni siquiera en mamá, que estaba a tu lado. Y esa es una de las críticas más fuertes que tiene mami hacia ti, que no nos decías nada, ni siquiera cuando ya éramos Profesionales que podíamos darte una opinión y ayudarte en tu camino. Eso es algo a lo que me estoy abriendo con mis hijos. Quiero que ellos sepan lo que hago y porqué lo hago... Si me quieren acompañar, estaré feliz. Pero si tienen su propio camino, también estaré feliz.


Papi, para escribir estas cartas sigo la guía de dos mujeres maravillosas que apoyan mi camino de sanación y hoy en un texto que ellas compartieron, hay una frase que tengo grabada desde el primer momento que leí el texto: “Si tu padre ha sido un espejo roto por donde te has estado mirando”. Esta frase me tiene la cabeza dando vueltas, me dejó pensando. Nunca antes lo había visto, nunca me había dado cuenta que por mucho tiempo me vi en un espejo roto, me vi distorsionada, fragmentada, incluso con pedazos faltantes. Mi imagen estaba tan dañada que crecí pensando que era yo la que estaba rota.


La culpa, inseguridad, miedo y duda han sido compañeras de camino desde que tengo memoria, recuerdo muy claramente todas las cosas que a lo largo de mi vida me han dado sobre todo miedo y me cuesta mucho recordar las que me hicieron feliz, una de las que más se repitió fue el pánico que me daba salir del colegio, liceo o universidad y no verte allí afuera esperándome, siempre habías estado, siempre estuviste, aún así me daba mucha ansiedad no verte justo al salir, siempre pensaba lo peor, para darme cuenta después que estabas bien, que todo estaba bien.

Hoy puedo VER al abrirte espacio en mi Alma que: no implicas lucha contra el mundo, no significas pelear hasta el cansancio, ni perderme para lograr lo que busco, no eres infinita competencia por sobresalir, ni coraza para adormecer mis sentidos... No eres peligrosa para mi esencia femenina, eres guardián de ella. No eres violencia, despotismo o tiranía eres presencia justa, y soberana de vida, seguridad e independencia. La amenaza es irreal.

Han sido días para soltar, meditar y que mejor papá que recibir eso tan valioso que tu tienes, tu energía claro que si, los mejores recuerdos que tengo son de tu tenas empuje para realizar un trabajo hasta el final, lo que has conseguido a lo largo de los años, tu franqueza siempre, tus conocimientos, esa energía que tu tienes me hace sentir magia, me da confianza que todo siempre me va a salir bien, me considero un ser que siempre voy a ganador, agradezco esa energía que estoy segura proviene de nuestra sangre, gracias por que ahora abiertamente la recibo con mucha confianza de saber que es algo necesario en mi vida para alcanzar hasta concluir mis objetivo, abro los brazos y recibo toda tu energía.

La energía de mi papá era una energía paciente, es cómo que era mejor no llevarle la corriente a nadie y guardar silencio esperando que el tiempo le diera la razón. Una humildad genuina, colmada de mucho don de servicio. Mi papá solía escuchar más y hablar menos, por su edad era el más sabio de todos. ¡Cuando yo iba, él ya venía de regreso! tenía el don de gente. Mi papá era un guardián de sus dos niñas a todos lados nos llevaba, en su compartir con amigos él nos llevaba, siempre y cuando fuese día de semana. Con el don de escuchar pero no decir lo que él opinaba, si era contrario a lo que se le planteaba.

Aunque te he sentido lejos, muy lejos, de alguna u otra forma, he seguido tu andar, atrás de ti, admirando tus hazañas, tu persistencia y tenacidad de mirar hacia el Norte, tu coraje al decidir ser diferente al modelaje adusto de tu padre, tu determinación de abrirte paso y recaudar afuera, para devolver, íntegramente, dentro, tu sonrisa amable, pese al ardiente y desvelado cansancio, tus bromas, tan sutiles y ligeramente rebuscadas para regalar breves momentos de comunión, tu riqueza material generosa que oferta sin miramientos, tu deseo inquebrantable por sostener y, aún sin grandes recursos emocionales, luchar, a tu manera, para mantener cierta unidad.

Siento internamente en el alma que siempre estuvimos conectados, te veo, te observo y el espejo no estuvo roto y en su reflejo recibí lo que me enviaste, fuerza, tenacidad, perseverancia, para convertirme en una luchadora y gozadora que soy de la vida. Me falto un poco de seguridad siempre temerosa de lo desconocido, temor a crecer a ser adulto muchas veces creí no lograrlo pero estoy acá ya más que crecida, mis ganas de estar junto a ti han sido enormes que recibí a través del universo toda la energía que tenías para mi y que me guiado intuitivamente por este largo caminar.

Cuánta razón tengo al decir yo soy tu espejo, soy lo más parecido a ti que tienes. Soy fuerza, soy valentina, soy coraje, soy orgullo y soy cariño. Pero también soy sombra, puedo ser aquello admirable pero también puedo ser aquello que no quieres ver, puedo ser grosera e hiriente a veces. Soy quien lucha por lo que cree justo, y digo cree por qué mi justicia puede ser distinta a tu justicia. Soy una taza rota que busca pegar sus partes. Porque al final de la historia aún con cicatrices podría ser la bella maceta donde florezca el amor.

Papá tu energía, tu personalidad y tu carisma se metieron en mí para moldearme. Muchas veces y de forma espontánea tu energía emana de mi ser. Tus palabras se repiten en mi boca. Tu forma de actuar y de ser con los demás se guardaron en mí y me siento plena al descubrir que soy cómo tú. Haber aprendido de tus actos, que hayas tallado en gran parte mi camino me hace sentir que conozco el andar sin haber transitado por él y eso es reconfortante, siento paz.

Hace un tiempo que la vida ya no me sucede que me hago responsable de mi felicidad, tomar conciencia de todo eso es fuerte y muy satisfactorio alavés hoy papá aceptó honro y agradezco la energía masculina que habita en ti y que habita en mí por ser mi padre y en todos mis ancestros a quienes honro también, hoy aceptó la energía que proviene de ti papá porque ya estoy lista para vivir en armonía contigo y con mamá, estoy lista para cumplir mis sueños y crear la vida que realmente quiero.


Hoy padre mío, te veo como la fortaleza que fuiste. Algo extraño es, siempre vi tu fortaleza, pero no la asumí por la orfandad que me rodeó casi toda la vida. Esa transformación que tuviste, ese sueño de vida que le reclamaste a Dios o a un Poder Supremo para ti y los tuyos ha sido lo más precioso con lo que me he sentido amada. Disfrutamos por largos días tanta bondad concedida.

Como tengo tendencia a irme a los extremos cuando me hice cargo de mi vida conecté con la energía masculina, pero de una manera distorsionada. Me convertí en una amazona de fachada, daba hasta vaciarme y no sabía recibir, no mostraba mis emociones, era controladora, estaba más en el hacer y no en el ser, no me permitía el descanso, entre muchas otras cosas. Me masculinicé y eso causó muchos desequilibrios en muchos aspectos de mi vida y lo peor, no lograba alcanzar mis metas, siempre me quedaba a mitad de camino. Cada día tengo más claro que debo balancear la energía femenina y masculina que hay en mi interior para tener una vida plena.

Poco a poco me fui dando cuenta de cuánta falta le hizo tu energía masculina a mi vida, necesito que me la envíes ahora, necesito sentir que recibo todo lo que me faltó de ti y que abrazó todo aquello que me fue negado. Nunca fui una mala alumna, pero al momento de escoger una carrera universitaria, tanto tu ausencia como una madre autoritaria me jugaron en contra. Cuando pensé en que estudiar siempre la psicología fue mi primera opción, te preguntarás ¿por qué?. Me atraía la idea de trabajar con niños y ayudarlos a superar sus dolores y abusos, era un tema del cual sabía y con el cual podía ser empática.



Entiendo que todos los seres humanos tenemos energía masculina y femenina, pero honestamente me siento perdida no sé cuál es cuál, solo sé que soy una mujer insegura, solitaria, que no sabe poner límites, que siente que no vale y no se merece las cosas, más desde el momento en que me enfermé, perdí confianza y seguridad en mi como mujer y en mi capacidad profesional y tú me confirmaste con tus palabras, que son de las cosas que más me han lastimado, lo cuál me hace aún más insegura al relacionarme con un hombre, ya los hemos hablado personalmente papá, pero solo dices yo no lo hice o ya pasó pero eso no cambia; entonces no logro ver mi energía masculina, tal vez porque solo veo esa sensación de malestar.


Eres mi fuerza, un pilar fundamental en mi caminar, nadie como tú para llenarme de esa energía, sabes que soy mucho de ti, te gustan las cosas perfectas, limpias, nobles, la frontalidad, ser incondicional, cercana, sincera. También aprendí de ti esas cosas que quizás no son las más femeninas, pero tienen tu sello: cocinar, cantar, jugar dominó, bolas criollas, ir al béisbol, hacer parrillas.......llena de tu esencia, consigo una fuerza enorme, incansable.

 



Una vez más, hemos logrado construir un taller hermoso donde la sabiduría de cada una se manifestó de manera magistral y yo orgullosa de acompañar a tantas mujeres comprometidas con su proceso de crecimiento y sanación personal.


Y recuerda, las mujeres salvaremos el mundo cuando integremos nuestra energía masculina, pero para ello debemos reacomodar a papá en nuestro interior para recibir la energía de vida que viene a través de él.


Si te gustaría ser parte de estos encuentros de escritura creativa, te invito a unirte a nuestro espacio de escritura creativa en Facebook en donde siempre estamos escribiendo en pro del autoconocimiento y el desarrollo personal.

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