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Transformando el legado de mis sombras

 


Al ir mirando mi historia, todo ese pasado que llevo conmigo, y más que mi pasado, ese legado emocional que siempre me ha acompañado y que he hecho mío durante muchos años…Empiezo a traer esas historias, a recordar desde donde podía venir eso a lo que llamamos Sombras, esas sombras que nunca vi en mi o que creí que no las tenía, sombras que eran invisibles y de las cuales me venían acompañando siempre…

Un día esas sombras se hicieron visibles, y fue cuando sentía que mi vida era casi perfecta, por el solo hecho de que creía que estaba manejando todo a la perfección en el día a día, sintiendo que no necesitaba ayuda de nadie. (Y hoy me doy cuenta que estaba en una gran soledad).

Un día de vuelta a buscar a mis hijos al colegio, discutí en el camino con un automovilista, a la semana discutí con la profesora de mi hija por su rendimiento, luego un silencio profundo con mi marido al punto de casi no tener nada de comunicación en nuestra relación de pareja.

¿Eres tú mi lectora ideal?



Mi lectora ideal está harta, sí, ¡harta! De las apariencias, de los conflictos familiares, de la excesiva autocrítica, de no sentirse suficiente y de llevar años lidiando con un miedo disfrazado de perfeccionismo junto con sus desesperantes ganas de quedar bien a través de la autoexigencia.

Lleva años trabajando en sí misma y sin embargo no ha llegado a esa plenitud y bienestar que tanto anhela.

Es una mujer capaz en muchos aspectos, pero ella es la última en la fila para reconocerlo, porque siempre le sigue al ego su juego perverso de desmerecimiento y desvalorización.

Cuando entró en el mundo del crecimiento personal lo hizo por la puerta incorrecta o con las expectativas erróneas, creyó que por tener sed de saber quién era, se encontraría entonces con sus partes lumínicas, pero vaya desilusión, cuando se atrevió a asomarse por una de las ventanas de su casa interna, se encontró con muchos escombros y espacios sombríos donde la luz era impenetrable.

En las aguas del puerperio

 



¿Por qué las aguas del puerperio? Porque así lo sentí yo, un oleaje profundo que por poco me ahoga pero del que logré salir para ahora comprender mejor el proceso y del que sigo estudiando y reflexionando cada vez que tengo la oportunidad.

 

Cansada, maltratada, temerosa y adolorida, así comenzó mi maternidad, no me quedó ni la foto de novela con la sonrisa y lágrimas cayendo por mi rostro, mientras sostenía en mis brazos por un segundo a mi recién nacida, se ve claramente que no estaba feliz y no precisamente por poder ver a mi hija, sino por todo lo que sucedió para que llegara a este mundo.


Triste, nostálgica, temerosa nuevamente y con más dolor comenzó mi lactancia, primero mal agarre y después síndrome de Raynaud ¿será que todas las plagas de la maternidad me cayeron a mi? Me preguntaba siempre.


Las expectativas se derrumbaron estrepitosamente con una bebé que odiaba la cuna, el coche y cualquier persona que no fuera yo ¿alguien se la puede llevar un día? Pensé muchas veces y después lloré unas tantas más por tener esos pensamientos de “mala madre”.

La tristeza es minimalista



Llevo toda la vida huyendo de la tristeza… Es más:

          👉Ni me permitía estar triste
          👉Ni se lo permitía a los demás
          👉Ni me gustaba estar con gente triste
          👉Ni me parecía buena idea transitar esa emoción

¿Sentía tristeza? Seguro que en muchos momentos… Pero impedía que aflorase y se me fue quedando dentro.

Sin embargo, una cosa curiosa, aunque no me gustaba la tristeza ni la gente triste, tenía cierta tendencia a rodearme de este tipo de gente a quienes intentaba salvar constantemente.

Ahora entiendo que detrás de esa actitud había una tremenda necesidad de salvarme a mí misma.

La antagonista de tu vida



Seguramente has llegado a escuchar la típica frase de “sé la protagonista de tu vida y no te quedes como espectadora”, pero ¿cómo ser la protagonista cuando la antagonista tiene más lineas en el guión?

La antagonista es esa tú, que no solo le asignaron más escenas en el rol de tu vida, sino que además le encanta robarse tu ángulo favorito y quedarse con la mejor posición para que le dé la luz.

Es esa adversaria que le gusta sabotear cada plan que tienes, cada nueva propuesta, cada nuevo proyecto, incluso hasta le pone fecha de caducidad a los tiempos de felicidad.

Esta otra tú, que muchas veces has confundido con la verdadera tú, le encanta ser evasiva, mentirosa, dramática, ansiosa, imprudente, controladora y hasta intransigente.