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¿Eres tú mi lectora ideal?



Mi lectora ideal está harta, sí, ¡harta! De las apariencias, de los conflictos familiares, de la excesiva autocrítica, de no sentirse suficiente y de llevar años lidiando con un miedo disfrazado de perfeccionismo junto con sus desesperantes ganas de quedar bien a través de la autoexigencia.

Lleva años trabajando en sí misma y sin embargo no ha llegado a esa plenitud y bienestar que tanto anhela.

Es una mujer capaz en muchos aspectos, pero ella es la última en la fila para reconocerlo, porque siempre le sigue al ego su juego perverso de desmerecimiento y desvalorización.

Cuando entró en el mundo del crecimiento personal lo hizo por la puerta incorrecta o con las expectativas erróneas, creyó que por tener sed de saber quién era, se encontraría entonces con sus partes lumínicas, pero vaya desilusión, cuando se atrevió a asomarse por una de las ventanas de su casa interna, se encontró con muchos escombros y espacios sombríos donde la luz era impenetrable.

Definiendo a mi lectora ideal




Este blog ha crecido y yo he crecido con él, hay quienes han ido creciendo conmigo y hay quienes se han ido bajando de este tren, están los que recién se incorporan y están los que se han ido por un tiempo y han decidido volver. Así que considero este un buen momento para definir a mi lectora ideal, y cuando digo lectora no quiero decir que esté descartando a mi amigo lector, solo que escuchando en estos días a una de mis blogueras favoritas Diana Garcés, le termino dando la razón cuando recalca que por siglos hemos leído literatura escrita por hombres y para hombres, por lo que es un excelente momento para leer escritos de mujeres inspirados en mujeres.


Mi lectora ideal es una mujer mayor de 35 y menor de 55 años, es autónoma, inteligente e innovadora, ya ha sido lo suficientemente infeliz como para no querer repetir la lección, ella ya se enamoró perdidamente y cometió algunas locuras de amor que le hicieron crecer después de padecer, ahora está trabajando en ella misma, en su amor propio y participando de un amor adulto no solo con su pareja sino con el resto de sus relaciones.