Para que una
empresa crezca y dé los mejores resultados, debe procurar que sus empleados
permanezcan el tiempo justo cumpliendo sus labores, pero si las instituciones
siguen aplaudiendo a los que se quedan en largas jornadas laborales hasta que
los ojos irritados del cansancio no den más por las tantas horas frente al
computador, y desalienten a los que cumplan un horario, a la larga tendrán
dentro de su nómina gente frustrada o enfermos que piden reposos para alejarse
de sus puestos de trabajo porque el cuerpo les exige descansar.
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Trabajando duro o durando en el trabajo
Detenerse para continuar
Pero cuando te
detienes y te sales de ese entorno y lo miras desde afuera, te das cuenta que
por mucho tiempo lo acogiste como tu zona
de confort, te mentiste por una larga temporada y te dijiste a ti mismo que
allí todo estaba bien, que justo así como los días transcurrían eran perfectos
para ti.
Vivir la vida que uno quiere
Tal
vez lo utópico me esté invadiendo, pero es que me he puesto a pensar en las
tantas personas que justo ahora están haciendo lo que no quieren, atrapadas en
un horario laboral, siguiendo los dictamines de una sociedad que lo estructura
todo de modo que la gente se vuelva autómata de una cotidianidad que satura,
invade y merma. Me atrevería a decir que son muy pocos aquellos los que
trabajan apasionadamente, esos privilegiados que reciben una paga por seguir
sus sueños son dignos de mi admiración, hicieron todo lo posible por seguir su
instinto vocacional y ahora la vida los compensa por vivir justo lo que
quieren.
Romper la rutina, abrir el camino
Un criterio
de realidad me hizo escribir estas líneas, viendo los sueños inalcanzados desde
la ventana de la añoranza por no haberse cumplido nunca, cuando aferrados a la
comodidad se nos fue pasando la vida, cuando el cambio avecinó su
llegada nos fuimos aterrando por adelantado y colocamos la predisposición
para no romper la inercia de lo conocido, y nos negamos a dar un salto
definitivo o hacer un cambio radical, así que hemos podido transcurrir esta
vida perfectamente infelices y mantenernos allí por mucho tiempo, porque lo que
no conocíamos nos asustaba más que aquellas circunstancias desgastadas que aún nos
afectan y nos lastiman.
Tomar riesgos no es algo que le sea placentero a cualquiera, son muchos los que llegan al final de sus días sin haber vivido realmente porque siempre estuvieron vestidos de miedo, demasiado asustados para arriesgarse o para vivir una aventura y colocaron a la estabilidad como una prioridad tambaleante. Gente que no ha sido capaz de ir en contra de la cotidianidad rutinaria, que dejan ir oportunidades como si algún día llegarán en cambote, que no se atreven a probar nuevas comidas, usar otro tipo de color en la ropa, caminar por otras calles, dejar de planificar y por alguna vez improvisar.
Tomar riesgos no es algo que le sea placentero a cualquiera, son muchos los que llegan al final de sus días sin haber vivido realmente porque siempre estuvieron vestidos de miedo, demasiado asustados para arriesgarse o para vivir una aventura y colocaron a la estabilidad como una prioridad tambaleante. Gente que no ha sido capaz de ir en contra de la cotidianidad rutinaria, que dejan ir oportunidades como si algún día llegarán en cambote, que no se atreven a probar nuevas comidas, usar otro tipo de color en la ropa, caminar por otras calles, dejar de planificar y por alguna vez improvisar.
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