La mujer temerosa


¿Alguna vez te has sentido una mujer temerosa? La palabra temor viene del latín timor, que significa miedo, espanto. Y el sufijo –osa indica abundancia. Así que una mujer temerosa es una mujer con mucho miedo.

Si hace unos años alguien me hubiesen preguntado si era una mujer temerosa, rotundamente y con fuerza hubiese dicho: no. Qué poco sabía acerca del miedo y lo profundo que albergaba temor en mi corazón.

Hubiese dicho que no era temerosa porque me ha gustado mostrar a los demás mi valentía y atrevimiento. El arquetipo de la exploradora y la diosa Artemisa suelen ser patrones a través de los cuáles me expreso en el mundo y con los que me siento cómoda.

He hecho deportes de riesgo, no sentía ni siento miedo a la oscuridad, he desafiado normas establecidas como inquebrantables en mi entorno… Descubrí que me engañaba.


Dentro de mí siempre ha existido una confianza falsa y errónea que me hacía pensar que nada podía ocurrirme si luchaba y me protegía bien. Hasta que un día la vida me mostró de un plumazo mi vulnerabilidad y mi fragilidad. ¡Qué ignorante e inconsciente hasta ese momento!

La conciencia de mis temores comenzaron a hacerse presentes y pude mirarlos de frente uno a uno.

Hombres y mujeres albergan temor en sus entrañas. Las mujeres, por historia, por inconsciente colectivo y por sufrimiento ancestral… contenemos en nuestras células miedos profundos. Temerosas de ser vistas, reconocidas y amadas sin condiciones.

Durante miles de años la mujer valiente, transgresora y visible ha sido rechazada, relegada al olvido e incluso enviada a la muerte.

La mujer temerosa no tiene un miedo cualquiera. Es un miedo que le impide ser quien es y niega al mundo su energía femenina. Su temor limita de sobre manera la expresión de su sabiduría, su fuerza interior y conciencia. 

Una mujer temerosa, en muchas ocasiones, oculta tras un velo de niña buena y complaciente su luz, talentos y dones. Ha sido enseñada a escuchar antes a los demás, a volcarse en las necesidades externas, a ser fiel a normas que la ubicaban en un segundo plano o casi inexistente lugar. Ser fiel a sí misma suponía, y supone, un riesgo demasiado elevado: ser excluida y expulsada del clan.

Hoy en día es fácil encontrarte con mujeres seguras que confían en sus capacidades. Tal vez tú seas una de ellas. Yo lo fui. Sin embargo, a nivel más profundo se sienten no merecedoras de su valor más preciado: su esencia. Creen que la vida es esquiva, dura e injusta. Que tienen que luchar, pelear y defenderse.

Toman decisiones desde el miedo a mostrar su luz y honrar su valor.

¿Cómo sientes tu autoestima? Probablemente, con lo que he escrito, pueden ocurrir dos cosas: que te sientas identificada o que digas que nada de esto tiene que ver contigo. Es posible. Quién sabe.

Lo que aquí escribo emerge de mi propia experiencia, de mi viaje de descubrimiento y crecimiento interior. Viaje que por cierto aún continúa y no ha finalizado. En muchos de mis procesos de crecimiento espiritual comenzaron a brotar miedos profundos que no reconocía en mí. Los había ocultado tras la mujer valiente y atrevida.

Al mirarme, con curiosidad e inocencia, emergieron en mí el miedo a vivir la vida con plenitud y prosperidad.  El miedo a ser vista porque era yo quien no creía en mí. Quien no me veía. No me sentía merecedora.

Un día cualquiera apareció el temor a ser golpeada y apaleada. Este miedo era tan profundo, irracional e inconsciente que se presentó ante mí en forma de bloqueo a expresar mi creatividad. Lo pude abrazar. Entonces ocurrió algo inesperado y milagroso para mí. Nunca más volví a tener dolores menstruales.

La información que albergamos en cada una de nuestras células es desconocida y de un calado tan elevado que nuestra conciencia cotidiana no percibe. Los temores profundos solo podemos verlos y abrazarlos con los ojos del corazón.

Y el día que estás preparada para transformarlos emergen frente a ti como dragones poderosos que vienen a mostrarte que tú eres mucho más grande que tus miedos. Que tu luz es más poderosa e intensa.

No es un tópico que te exprese estás palabras. Es así como lo siento ahora que te escribo estas líneas. Es así lo que emerge desde mi interior como una fuente que emana agua sin más pretensión que la de fluir.

Una mujer temerosa no escucha a su corazón. Se deja llevar por las normas y convencionalismos aceptados. Una mujer que lucha contra todas esas normas desde su miedo y no desde su amor también es una mujer temerosa.

Cuando luchas o muestras tu guerrera sin reconocer y aceptar que en ti habita una mujer herida y temerosa no avanzas en tu camino con determinación.

Somos heroínas heridas en un viaje constante e incesante de vuelta a casa. De vuelta al hogar. Todas albergamos en nuestro interior una mujer temerosa que espera a tomarse un té con nosotras.

Una mujer temerosa expresada a través de su niña interior que simplemente quiere el abrazo honesto, sincero e inocente de los ojos del corazón.

Tanto si sientes que en ti habita una mujer temerosa, como si sientes que no está en ti, párate unos minutos al día para darte amor y escucharte. Nunca sabes qué parte de ti anda oculta, por temor a ser rechazada una vez más, tras una montaña de convencionalismos y rutinas asfixiantes.

Cada abrazo que te das a ti, es un abrazo que nos das a todas y al Universo. Valoras tu Ser y sientes que en tus pasos diarios se halla el sentido de tu vida. Es momento de volver al amor. De recuperar la fuerza interior. Es momento de Ser y actuar desde ahí.

Solo siendo ejemplo de respeto a quien eres, podrás provocar el cambio en nuestras niñas y las mujeres que nos rodean (madres, hermanas, tías, primas, amigas, amantes, compañeras de viaje…).

Agradece a la mujer temerosa que habita en ti. Un día lo hice. Agradecí y abracé a las distintas mujeres temerosas que habitan en mí.

Hoy sigo abrazando a la mujer que teme las opiniones sobre este artículo. Cada instante acepto que habita en mí una mujer temerosa que está dispuesta a traerme el regalo de la conciencia, el gozo y el amor si la reconozco.

Sonríe a la vida, porque tienes mucho que compartir para que todas nos sintamos felices de pertenecer a un mundo más consciente y amoroso.

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Beatriz es ingeniera y coach, tiene un blog donde habla sobre productividad personal y aplica su conocimiento para que sus lectores gestionen su tiempo en armonía. Tiene formación en coaching generativo, PNL, liderazgo emprendedor, negocios online, oratoria, entre otros. Con este currículo tan amplio quién no querría tenerla como escritora invitada.

Nos regala a una mujer temerosa muy bien detallada. Me encanta cuando los relatos están escritos en primera persona porque cada rol se vive de manera más profunda y es hasta más fácil identificarse con ellos.

El temor es un sentir que nos acompaña en un trecho largo de nuestra vida, nos volvemos temerosas del qué dirán, del desapego, de la rutina, de los sueños no cumplidos, de lo que nunca se dijo, de lo que se dijo de más.

Salimos corriendo despavoridas de nuestra propia vida cuando no enfrentamos situaciones que ameritan duelo y tristeza, cuando cedemos nuestro poder o cuando dejamos que nos frenen emociones por no saberlas identificar a tiempo, ser temerosa es propio de nuestro tiempo, y que bien reconocerla e integrarla para trascenderla.

El relato de Beatriz ha sido un gran acierto en todos los sentidos, tenerla entre mis invitadas es todo un honor, ya que este blog visualiza a mujeres como ella cuya trayectoria es de absoluta inspiración para quienes quieran involucrar las palabras bienestar y armonía en su estilo de vida.

Ella se define como una mujer enérgica, alegre e inquieta, le encanta sonreír y conversar con la gente, me alegra tenerla entre mis invitadas y me encanta cuando me entregan un relato tan bien elaborado como el que ella nos ha regalado.

Te recomiendo seguirla en Instagram, Facebook y Twitter para estar al tanto de sus publicaciones.
https://paysuites.me/elianavasquez/

32 comentarios:

  1. Wow! qué bonito y profundo el relato de Beatriz, me he sentido muy identificada en algunos puntos, además. Es cierto que somos mujeres poderosas en potencia, pero a menudo estamos detrás de máscaras que no nos permiten brillar... Y luego sabemos que algo no anda bien, que hay incoherencia, pero ni siquiera sabemos definirla, si siquiera entendemos que está pasando. Enhorabuena por el camino que has realizado por ser una mujer que realmente ha aprendido a amar, amándose claro primero a sí misma.
    Gracias por compartir Eliana!
    Cristina

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    1. Hola Cristina, gracias por tus palabras. Sinceramente creo que la gran misión que tenemos todas en este tránsito es amarnos y amar profundamente. Es un camino que cada día cultivo y cuido dándome permiso para fallar y temer. Un abrazo

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    2. Cristina este es un proyecto de relatos de mujeres que aprenden a querer y dos veces al mes se presentan dos roles de mujeres que pueden ser cualquier mujer, y tú has tenido la suerte de leer el de la mujer temerosa que fue realizado con mucho cuidado por Beatriz y el cual me encanta tener en mi blog. Saludos.

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  2. Qué buen relato de Beatriz, la verdad vivir con temor es una de las peores cosas que podemos hacer, pues no nos permite brillar y llegar a ser todo lo que deseamos realmente. Y eso es una pena. Así que me encanta ver cómo esa mujer temerosa va evolucionando y se va haciendo cada vez más fuerte y poderosa, porque es posible ser la dueña de tu vida, o al menos eso me gusta pensar :)

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    1. Vivir con temor nos hace ocultar nuestra luz y poder. Sin embargo para mí el gran aprendizaje ha sido darme cuenta de que en lo más profundo había temor que escondía con atrevimiento. Que nuestro poder interior no sea una creencia sea una certeza y vivamos cada día desde ahí. Un abrazo Diana

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    2. Sin duda un excelente relato el que nos regala Beatriz, me fascinan sus palabras y la forma cómo abordó a esta mujer temerosa de una forma tan perfecta que hasta es inevitable identificarse con ella en algunas líneas, un trabajo magnífico y muy bien elaborado.

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  3. Ay, esos temores desconocidos que habitan nuestros submundos, tantas veces ninguneados, tan pocas veces reconocidos como lo que son. ¿Qué pasaría si asumiéramos que son lugares donde las valientes reconocen que son vulnerables, y que no es mayor la valentía por no sentirlos, sino por impedir que dirijan nuestras vidas? Ahora bien, sin reconocerlos, ya podemos querer que no nos manejen... Deben hincharse de reír en nuestras propias caras.

    Abrazos agosteños, chicas, Beatriz y Eliana.

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    1. Vulnerabilidad y valentía son la misma moneda. Distintas caras, misma expresión. Me encanta ponerme en contacto con los opuestos para integrarlos y como decía Rumi, invitar a todas ellas a té. Llevar luz al submundo para que emerja y podamos abrazarlo. Gracias Marian por pasarte y comentar.

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    2. Genial aporte mi querida Marian, como siempre tus palabras reconfortan, tienes la capacidad de comprender cada relato de una forma brillante y sublime, gracias por estar aquí, no sabes cuánto aprecio tus palabras.

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  4. Gracias Eliana por invitar a Beatriz a compartir este artículo sobre la mujer temerosa.
    Beatriz: me encantó como describes tu proceso de autoconocimiento, porque derribó creencias que tenías muy arraigadas y llevó a cuestionarte cosas que dabas como verdades absolutas.
    Es verdad que al principio podemos ver aspectos que no nos gustan al realizar cierta introspección, pero es un camino necesario para luego sacar a luz lo mejor desde de nosotras mismas, abrazarnos y sonreír a la vida como tú bien expresas.

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    1. Gracias a ti Guille por pasarte y comentar. Me alegra que te guste ese proceso de autoconocimiento. Si pones amor y alegría en ese proceso, aunque te topes con zonas muy oscuras, todo sale a flote y se transforma en poder. Un abrazo

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    2. Gracias Guille por estas hermosas palabras, por apreciar el trabajo de Beatriz y por identificarte con esta mujer temerosa que podemos ser cualquiera de nosotras, sin duda son verdades absolutas pero no definitivas, todas tenemos la potestad de cambiar el temor y transformarlo.

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  5. Hola Eliana, muchas gracias por compartirnos este artículo de Beatriz Blasco, ella es un claro ejemplo de las mujeres que aprendieron a querer, empezando por ella misma. Me encantó la frase que dice: Cada abrazo que te das a ti, es un abrazo que nos das a todas y al Universo :)

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    1. Gracias Tania por pasarte y comentar. Lo mejor de escribir estos artículos desde el corazón es lo que emerge y va más allá de nosotras. Somos canal, y lo esencial es el mensaje. No el mensajero. Un abrazo fuerte

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    2. Tania esa fue una grandiosa frase que yo también disfruté mucho al leerla, una grandiosa invitada con un grandioso relato, que bueno que tuviste la oportunidad de leerlo.

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  6. Y como habitualmente, tu blog incluye contenidos interesantes. Esta vez con otra gran invitada. En cuanto al temor en sí mismo. Y en mi personalidad, es un variante más. Que intentó simplemente equilibrar para avanzar. Ya que los humanos lo necesitamos en medidas inclusive para alertarnos de peligros. Lo importante es no excederse.
    Creo definitivamente, que la mujer temerosa de querer otra vez etcétera. Puede moderar su miedo y avanzar. Solo debe continuar mirando hacia adelante y lo mejor que quiere para sí misma.

    Cuando era pequeña, temía a la oscuridad y todavía no me gusta mucho.
    En la adustez mi temor más importante es para Dios. Y las consecuencias de no realizar su voluntad según mi creencia. Saludos cordiales.

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    1. Reina somos mucho más que nuestros pensamientos, emociones... y lo que creemos ser. Sin embargo estamos aquí para vivir la vida con sus distintas expresiones y el temor es una de ellas. Avanzar es una elección y un compromiso profundo con quienes somos en nuestro corazón. Gracias por comentar. Un abrazo

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    2. Reina gracias por apreciar las palabras de Beatriz, quien nos ha dejado un grandioso relato de reencuentro propio y de sabiduría, yo lo disfruté mucho y veo que tú también, gracias por pasarte y comentar.

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  7. Este relato de Beatriz me ha llegado profundo. Las mujeres en ocasiones actuamos por ansiedad o emoción, lo que nos hace blanco fácil de nuestros temores si no los sabemos canalizar. Definitivamente es algo que debemos aprender a mirar con otros ojos. Ser una de esas mujeres que aprendieron a querer.
    Creo definitivamente, que la mujer temerosa de querer otra vez etcétera. Puede moderar su miedo y avanzar. Solo debe continuar mirando hacia adelante y lo mejor que quiere para sí misma.

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    1. Gracias por comentar Elie. Me alegra que el relato haya tocado en ti aquello que necesitabas. Es esencial mirar con otros ojos, cambiar nuestra perspectiva e ir más allá de lo que nuestros sentidos nos están mostrando. Somos mucho más. Un abrazo

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    2. Elie todas podemos ser mujeres que aprendieron a querer, y a mí también me llegó muy profundo este relato, imposible no sentirse identificada y eso es lo grandioso, el reconocer y trabajar sobre ello.

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  8. Hola Eliana! gran invitada y excelente post de Beatriz! El miedo es algo latente que tenemos y que por instinto sale a relucir en nosotras cuando empezamos a salir de nuestra zona de confort, pero coincido plenamente de que debemos autoempoderarnos y trabajar en nuestro amor propio y autoestima, aceptándonos tal y como somos encontraremos el plan perfecto para sobrellevar ese miedo o temor a hacer lo que queremos hacer o decir lo que queremos decir.
    Abrazos!

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    1. Gracias por tus palabras Graciela. Superar el temor, ir más allá de él cuando conectamos con nuestro Ser nos trae coherencia interna y un gran poder. Vayamos hacia ello. Un abrazo

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    2. Así de simple Gabriela, tal como lo has expuesto en tu comentario, y claro que Beatriz ha sido una gran invitada y un gran acierto, nos ha entregado a una mujer temerosa sin perder lujo de detalle, y eso me parece grandioso.

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  9. Hola, estoy completamente de acuerdo, luego descubrir nuestros miedos nos da aún más miedo que éste en sí, muchas de las veces vamos caminando por el mundo con una armadura de no le temo a nada y resulta que estamos más llenas de miedos de lo que nos imaginamos, es bueno aceptarlos, trabajarlos y caminar por la vida con miedo pero ir superándolos poco a poco, de todo se aprende y cada uno de los caminos que andamos siempre nos deja algo, el punto es nunca dejar de intentar, sin duda me considero parte de las Mujeres que aprendieron a querer y aún me falta muchísimo. Gracias por el post, es una delicia poder leerte.

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    1. Muchas gracias Marah por tus palabras. Lo fundamental es saber que estamos en el camino y que lo hacemos dando pasos cada día. Un abrazo

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    2. Qué lindo Marah, y claro que eres una de las mujeres que aprendieron a querer, con el simple hecho de haberte acercado a estas letras ya lo eres, gracias por compartir este grandioso aporte.

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  10. Beatriz hace un buen reflejo de los temores que nos aquejan a lo largo de nuestra vida, todos los días y a toda hora siempre tenemos algo de temor por alguna circunstancia, pues a toda hora vivimos esperando algo, por lo tanto hay que aprender a vivir con nuestro miedos, no todos son malos, algunos nos ayudan a superar obstáculos.

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    1. Es cierto Ámparo que los temores van evolucionando y van emergiendo conforme vas creando espacio para que así sea. Espacio para amarlos y así transformarlos. Para mí todo temor es un potencial que está esperando a ser transformado en recurso. Un abrazo

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    2. Amparo sin duda Beatriz ha hecho un trabajo precioso con este relato y nos ha dibujado el temor con pinceladas perfectas, yo estoy muy feliz con el resultado y de mostrar a la mujer temerosa en mi blog.

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  11. Hola, Eliana y Beatriz. A veces utilizamos las palabras miedo y temor sin distingo alguno, cuando generalmente el miedo es una emoción natural, que nos protege de situaciones de peligro reales. Lo que no ocurre con el temor, que es una emoción generada por situaciones creadas por nuestra mente.

    En todo caso, considero que no hay que tener miedo del miedo porque éste nos protege del peligro y de las situaciones adversas. Desde siempre nos ha ayudado con la supervivencia. La situación es que, desde siempre, nos han enseñado que tener miedo es síntoma de debilidad y que, por lo tanto, es una emoción negativa. Lo que podemos hacer es comprender ese miedo, hacerlo aliado nuestro y continuar con nuestro camino.

    Por otra parte, considero que los temores sí hay que combatirlos porque son los que inmovilizan y no dejan avanzar ni crear.

    Las mujeres que aprendieron a querer (se) definitivamente se han hecho amigas del miedo y han derrotado sus temores.

    Excelente reflexión la que nos han ofrecido :)

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    1. Thania siempre es un placer leerte en los comentarios, gracias por dejar este aporte tan maravilloso y por hacer esta distinción entre el temor y el miedo, has apreciado las palabras de Beatriz a la perfección y se nota que has disfrutado mucho de este relato. Gracias por tomarte un tiempo para leer y comentar.

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